Capítulo 1: la llegada a Glimerbrook

Allí estaban ellas, en su casa de la infancia dispuestas a descubrir el porqué de la muerte de sus padres, sus orígenes y la verdad sobre ellas.

Al entrar, sus cabezas se inundaron de recuerdos que, a pesar de que ellas eran muy pequeñas, las pusieron un poco más felices. Se abrazaron fuerte y Luan le prometió a su hermana que descubrirían la verdad.

−Saldremos de ésta juntas Suryan, te lo prometo. Vamos a descubrir que les he pasado a mamá y a papá− Le dijo a su hermana mientras la abrazaba lo más fuerte que podía.

Luan siempre ha sido la más fuerte de las dos, siempre ha sabido que decir en cada momento y nunca ha mostrado ni el más mínimo signo de debilidad. Eso es algo que admira su hermana, pero Suryan sabe que su hermana necesita desahogarse y soltarlo todo en algún momento.

−Gracias Luan, pero la que me preocupa de verdad eres tú, te conozco muy bien y sé que no lo vas a decir nunca, pero si necesitas desahogarte, cuenta conmigo para lo que sea.

Luan no dijo nada, solo se limitó a seguir abrazando a su hermana. Suryan lleva razón, a pesar de su fortaleza, lo estaba pasando muy mal pero no podía permitirse mostrarlo públicamente, tenía que ser fuerte por su hermana.

Esa noche, Suryan preparó unos huevos fritos, acababan de salir a la vida adulta y ninguna de las dos sabía cocinar, pero se apañaron bien.

Después de cenar, salieron a ver la luna llena. Eso era algo que les encantaba hacer de pequeñas. Se podían pasar horas en el tejado de su casa observando el cielo, ya fuera de día o de noche, siempre que Suryan y Luan desaparecían estaban en el tejado mirando el cielo juntas.