Después de ayer, Suryan no tenía ganas de nada, así que decidió no salir de su habitación en toda la mañana.
Mientras, Sarah había llegado a casa de Luan y de Suryan, iba a preguntarle a Luan si podía mudarse con ella.
−Buenos días guapa, ¿Qué haces aquí?
−Hola− Sarah besó a Luan, la maldición estaba remitiendo y ya no se podían contener más− quería preguntarte una cosa, pero primero ven conmigo. Y sí, antes de que preguntes, esto es una cita−Sarah es una chica muy segura de sí misma y eso a Luan la intimidaba y fascinaba a partes iguales.
Luan se sonrojó bastante, nunca había tenido una cita y menos con una de las hechiceras más poderosas del Reino Mágico.
−No seas boba Luan, ni que fuera la primera vez que estamos las dos solas juntas−Sarah le dio un golpecito en el hombro−Venga vístete anda
Luan subió corriendo a su habitación para cambiarse. No sabía que ponerse, su hermana era siempre la que la ayudaba con la ropa y la que le aconsejaba sobre moda, pero no se hablaba con ella… Luan sentía que Suryan se estaba desviando de su objetivo principal, recuperar a sus padres.
−Vale, pues…−Luan miró su armario, solo tenía ropa negra− ¿Salgo de mi zona de confort? Mmmm Nah− no podía creer que estuviera pensando en que ponerse, eso a ella siempre le había dado igual así que decidió ponerse su chaqueta de cuero favorita, unos pantalones rotos y sus botas− Y ya está, así estás guapísima Luan− se dijo convencida mirándose al espejo.
Después de terminar de prepararse, bajó con Sarah
−¿Ya estás? Estás muy guapa
−Sí, ¿nos vamos?
Sarah le cogió la mano a Luan y de un momento a otro aparecieron en una cafetería de Winderburg
−¿Cómo has hecho eso? Enséñame
Sarah no pudo evitar reírse−Luan, el hechizo se llama transportalatio y lo que hace, como su nombre indica, es llevarte a cualquier sitio del mundo, siempre y cuando conozcas su nombre claro. Pero ya te lo enseñaré cuando vayamos al Reino Mágico, hoy es un día para nosotras.
−Jo, vale
−¿A caso no quieres pasar el día conmigo?
− Si si, claro que quiero
Ambas pasaron a la cafetería y se sentaron en un sofá que había en una esquina. Luan pidió una napolitana de chocolate y Sarah un café
−Oye, ¿qué querías decirme antes?
−Mmmmm−Sarah quería pedirla si podía vivir con ellas, pero también quería hablar con ella sobre lo que le había dicho Scott, ambas cosas eran muy importantes así que decidió no decirla nada−Cuando te lleve a casa te lo digo ¿vale? No quiero estropear nuestra cita
−No seas boba, no podrías estropear nada ni aunque quisieras−Luan se acercó a Sarah y empezaron a coquetear. Se tiraron así toda la mañana.
−Oye, he tenido una idea, sígueme−Luan se levantó del sofá y le cogió la mano a Sarah
− Pero Luan, ¡está lloviendo!
Sarah persiguió a Luan corriendo, se iban a empapar las dos, pero no importaba, se lo estaban pasando muy bien
− ¡Y qué, no somos efervescentes! −Luan acercó a Sarah y la beso. Fue uno de los besos más bonitos que se habían dado nunca. En ese momento eran solo ellas dos bajo la lluvia
Luan estaba a punto de decirle algo muy importante a Sarah, pero al recordar la maldición, le entró el miedo y prefirió no decirle nada.
−Esto… ¿Nos vamos a casa?
−Luan−Sarah le cogió la mano− ¿por qué sigues siendo tan tímida conmigo?
−Porque no quiero cagarla Sarah, me gustas mucho y me da miedo estropearlo…
−No vas a estropear nada tonta −Sarah la abrazó fuerte. Iba a estar ahí para ella pasara lo que pasara.
Después de pasar todo el día juntas, volvieron a casa. Ya era de noche y Sarah tenía que preguntarle a Luan si podía vivir con ella.
En Glimerbrook hacía bastante más calor que en Winderburg así que decidieron darse un baño antes de irse a dormir
Tras unos cuantos largos, Sarah y Luan decidieron entrar dentro, era el momento de que Sarah le hiciera una pregunta importante a Luan.
−Oye Luan he pensado una cosa ¿me puedo venir a vivir contigo?
−Oh, mmm, claro
Luan abrazó a Sarah, por un momento pensaba que iba a pedirle que fuera su novia y aunque un poco decepcionante, le encantaba la idea de despertarse con Sarah al lado todos los días. Además, quería ser ella quien se lo pidiera a Sarah.
−Claro que puedes vivir con nosotras Sarah−la besó con tanta pasión que a ambas les entraron ganas de más así que decidieron subir a la habitación de Luan y celebrar que iban a ser compañeras de casa.
Mientras Luan pasaba el día con su hermana, Suryan había decidido estudiar todo lo que pudiera y practicar con Linnea los hechizos que iba aprendiendo. También había llamado a Scott para que la ayudara a estudiar y a preparase para experimentar con las pociones.
Aunque Suryan entendía casi todo a la primera, había ciertas cosas que se le escapaban y quien mejor para ayudar que un sabio de la magia. Así que, a eso de las 12 decidió cambiarse de ropa para estar más cómoda y llamar a Scott quien no tardó ni cinco minutos en aparecer por su casa.
−Hola, qué rápido
−Me he teletransportado, no quería hacerte esperar.
Suryan y Scott fueron directos a la sala secreta de sus padres, allí guardaban todos los libros mágicos.
−¿Por dónde empezamos señorita?
−No sé, por donde tú me digas… Hoy quiero centrarme en las pociones más difíciles
−¿No deberías empezar por lo fácil?
−Es que esas ya se hacerlas – Suryan sonrió un poco avergonzada, siempre había sido muy buena estudiante y siempre se habían metido con ella por eso.
−Mi pequeña listilla−Scott la besó. A pesar de que no querían ir rápido, estaban muy a gusto juntos.
Después de un buen rato, Scott decidió que era hora de entrenar con la varita, así que salieron al patio y se pusieron a batirse en duelos amistosos. En la tierra estaban prohibidos, pero Scott era uno de los 3 sabios así que él podía saltarse algunas normas.
Después de varios duelos intensos, los cuales Suryan perdió en todos, ambos acabaron agotados.
−Scott, me voy a duchar, no puedo más, ha sido un día bastante duro−Suryan le besó y se fue a la ducha
Scott se disponía a cerrar la puerta de casa cuando de repente un pie le frenó en seco.
−¿Qué haces aquí Gerald?
−Lo mismo digo Scott, ¿Qué haces en casa de Suryan?
−Estoy ayudándola a entrenar para que, junto a su hermana, puedan revivir a los padres que tú mataste
−Yo no los maté, como te lo tenga que volver a repetir, te juro por dios que te parto esa cara de mojigato que tienes
Scott empujó a Gerald hacia atrás.
−Déjame en paz y dime a qué coño has venido
−He venido a disculparme con Suryan
− ¿Por qué? Ni se te ocurra acercarte a ella ¿me oyes?
− ¿O qué? ¿Vas a pegarme?
En ese momento Suryan bajó y vio a Gerald y Scott discutiendo así que quiso intervenir antes de que los dos acabaran pegándose.
−¿Qué está pasando aquí?
Scott miró lleno de ira a Gerald, quién se había quedado sin palabras al ver a Suryan
−Nada, Gerald ya se iba ¿verdad?
Gerald no dijo nada, miró a Suryan y se fue
−¿A qué ha venido eso Scott? −Suryan estaba un poco enfada con él, no sabía si lo que acababa de pasar era por celos o porqué, pero le había molestado bastante
−A nada, Gerald simplemente había venido a molestar, como hace siempre…
Scott quiso abrazar a Suryan, pero esta se apartó
−Creo que es mejor que te vayas, ya es tarde y estoy muy cansada
−Pero Suryan…
−Hasta mañana Scott−Suryan le dio un beso en la mejilla y cerró la puerta de casa.
Después de asegurarse de que Scott se había ido, Suryan decidió ir a pasear. Cuando quiso darse cuenta estaba enfrente de una casa que no había visto antes.
Suryan se asomó por la ventana a mirar si había alguien y, para su sorpresa, la casa sí que estaba habitada. Cuando le vio ahí, de espaldas y sin camiseta, algo dentro de ella se encendió. No sabía que era, pero estaba sintiendo una fuerte necesidad de entrar a la casa.
Suryan, tras pensarlo unos minutos, decidió llamar a la puerta.
− ¿Qué haces aquí?
A Suryan no le dio tiempo a responder cuando Gerald la había metido en la casa y había cerrado la puerta detrás de ella
En ese momento Gerald, se dejó llevar por sus sentimientos. Era la primera vez que lo hacía desde lo que pasó con Alatar.
Gerald y Suryan se fundieron en un beso lleno de amor, tristeza, dolor, ira, magia y de repente, el Reino Mágico sintió una onda expansiva.
Gerald la cogió en brazos y la subió a la habitación. No quería hacerla daño, solo quería estar a solas con ella, pero él sabe muy bien que no puede evitar hacerle daño a las personas que le importan. Pero en ese momento, cuando sus labios rozaron los de Suryan, ya no había marcha atrás.
Cuando subió a su cuarto, apenas tardaron dos segundos en quitarse la ropa, ahora eran solo ellos dos, piel con piel, fundiéndose en uno solo.
Suryan no dijo nada, simplemente asintió. Ahora mismo se sentía mejor que nunca.
No hacían falta palabras, con la mirada se entendían perfectamente. En ese momento, era uno solo, en cuerpo y alma y, mientras ellos estaban juntos, el Reino Mágico se sumía en una tremenda tranquilidad, la cual había llegado tras la onda expansiva.
Al acabar, Suryan y Gerald se quedaron unos minutos tumbados, ninguno de los dos podía creer lo que acababa de pasar, pero ambos estaban muy felices y Gerald estaba empezando a experimentar sensaciones que pensaba que nunca más volvería a sentir.
Gerald apartó a Suryan en cuanto sintió sus dedos pasando por las cicatrices y se sentó en el borde de la cama.
Las últimas palabras de Suryan se clavaron en el corazón de Gerald, la maldición las estaba afectando a ellas más fuerte de lo que le podía afectar a un mago normal.
Suryan asintió un poco asustada.
− ¿Puedo quedarme a dormir contigo?
Gerald no podía negarle nada a Suryan, no sabía muy bien porqué, pero no podía así que accedió a dejarla pasar la noche en su casa
Si señor!!! Momento Gerald!! ❤️❤️❤️ Po re siento que ha sufrido bastante😢😢