Introducción

Hace un tiempo, en el reino de Glimmerbrook, el sabio de la alquimia, Alatar How, y la sabia de la magia indómita, Gwen Firefly, trabaron una bonita amistad, tan bonita que no solo se quedó en eso, una amistad, si no que los dos sabios se enamoraron profundamente el uno del otro y tan gran era su amor que tuvieron dos niñas, Suryan y Luan, dos gemelas muy iguales y muy distintas a la vez.

Alatar y Gwen eran dos sims que se llevaban muy bien con el reino de mágico y todos se alegraron del nacimiento de las niñas, todos menos uno, Gerald, el mejor amigo de Alatar. A Gerald, ver a su amigo tan feliz y formando una familia, más que hacerle feliz, le llenó de ira y de rabia. Llegó al punto de conjurar una maldición para que ningún sim mágico pudiera tener nunca una relación, condenándolos así a todos a una vida de soledad y tristeza.

La familia Firefly How, decidió que, a pesar de que los padres amaban la magia y les encantaba ser sabios, al nacer las niñas deberían irse de Glimerbrook. Y así fue, se mudaron a Brindleton Bay, un pueblito parecido a Glimerbrook, pero más grande, más seguro y con más amigos para las niñas. Pero antes de irse, hicieron jurar a todos los habitantes de Glimerbrook que nunca dirían nada a sus hijas sobre la magia a menos que ellas preguntaran.

Todos eran muy felices, las niñas crecieron rodeadas de un ambiente familiar y agradable, sin descubrir lo que verdaderamente son, pero, el día de su 18 cumpleaños, los padres de Suryan y Luan comenzaron una fuerte discusión e incluso llegaron a batirse en un duelo mágico, los cuales solo estaban permitidos en el reino mágico y siempre y cuando fueran amistosos, el cual acabó con la vida de Alatar por sobrecarga mágica.

Gwen no murió en el acto, pero las consecuencias del duelo fueron fatales también para ella, debido a la ira y a la sobrecarga mágica, murió esa misma noche, dejando así a sus dos hijas huérfanas.

Cuando el reino mágico se enteró, se sumió en una enorme tristeza. Lo mismo pasó con las dos hermanas, se quedaron solas, solo se tenían la una a la otra ya que sus conocidos, a pesar de estar muy tristes, pensaron que simplemente fue un rayo que les cayó a ambos.

Pero las hermanas no podían quedarse allí, sabían que sus padres no habían muerto por un rayo, sabían que había algo más y que las respuestas a sus preguntas se solucionarían en su pueblo natal.